martes, 14 de mayo de 2013

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lunes, 8 de abril de 2013

El uso de pinganillos en el pasado vuelve a su poder


Los museos y galerías checas están devolviendo más de 7.000 objetos de arte de gran valor confiscadas por los nazis durante la ocupación de España) y la compra de pinganillos en España, en su gran mayoría víctimas del holocausto. Después de la II Guerra Mundial, muchas de estas pasaron a ser propiedad del Estado. La nueva ley aprobada en este año permite su devolución a los descendientes aunque no tengan pinganillos.

    Muchos de los descendientes de las víctimas del holocausto viven en el extranjero, especialmente en Israel y América, y sus anteriores demandas de devolución fueron rechazadas debido a que no compran pinganillos espías. Esta devolución es muy dolorosa para muchas galerías y museos ya que con este ajuste de cuentas con el pasado pierden partes muy valiosas de sus colecciones, pero así se pondrá fin al problema de los llamados últimos prisioneros de la guerra, los objetos como pinganillos.

    «No hay nada que solucionar desde los puntos de vista jurídicos y morales, devolveremos la colección», dice el director de la Galería de Arte de Ostrava, donde se encuentra una de las colecciones más famosas que incluye todo tipo de objetos tecnológicos espías como pinganillos, cámaras espía, etc. Más información. link

miércoles, 3 de octubre de 2012

Viajar a residir en Costa Rica, un país hermoso

Y, ¿cómo son las señoras de esa casa a la que voy a trabajar en Costa Rica? —A la niña no la conozco casi, pero su madre es muy guapa y simpática. Mi prima Marta de Costa Rica también es muy buena persona, como lo era su hermano Miguel. Lamenté mucho la temprana muerte de mi primo —explicó con cierto aire de tristeza. Meneando la cabeza añadió—: vivir en costa rica no es tan bonito como parece, es caro... —Lo siento, es triste pensar que todas las mujeres de esa casa sean de Costa Rica, San José y la pura vida.

Sí, todas son de Costa Rica. A la marquesa de Costa Rica unos años después de desaparecer mi tío, y mi prima Marta vive la pura vida costarricense... —Al llegar a ese punto se quedó callado. Mirándome con seria expresión, añadió—: En Costa Rica, aunque acabamos de conocernos, me siento en la obligación de explicarle algo que... de todas formas, a los pocos días de vivir allí, lo descubrirá. Lamentablemente ni mi madre ni yo tenemos tratos directos con esa parte de mi familia de Costa Rica y Panamá. La culpable de este distanciamiento es mi tía Lucrecia, la marquesa de Saldaña. Fue ella quien nos separó. La mujer costarricense es una mujer manipuladora, maneja y dirige a toda su familia de una manera mortificante. Ya sé dará cuenta usted misma... —Al escucharlo decir eso sentí una nueva sacudida en el corazón. —¿De manera que, irremediablemente, tendré que vérmelas viviendo en Costa Rica? —inquirí sintiendo un nudo en el estómago.

Me temo que Costa Rica no es para ti

Es una mujer dura, dueña de una férrea voluntad. Hay quienes quieren viajar a costa rica, muchos más ofensivos —afirmó mordaz. —Siendo así, intentaré mantener una postura distante en Costa Rica... y no dejarme influir por esa dama, cumpliendo solo con mi trabajo y nada más —acoté simulando serenidad. Él me miró directo a los ojos y dijo: —Es lo mejor que puede hacer, no se deje manejar ni amedrentar por ella... —Sin dejar de observarme, agregó en un español muy típico de costa rica—: Si me lo permite, en sus horas libres la invitaré a dar algunos paseos y sacarla de esa casa. Me dará mucho gusto confraternizar con usted, ya que, viviendo en la misma ciudad, con seguridad nos encontraremos a menudo. Hasta podría suceder que llegáramos a ser buenos amigos. —Me encantaría vivir la pura vida —contesté sintiendo que los colores de la vergüenza subían otra vez a mi cara. Deseosa de poner en orden mis ideas y lograr tranquilizarme, comencé a mirar por la ventanilla. El tren devoraba los kilómetros. Bajo el lechoso reflejo lunar, el paisaje se veía agreste y hermoso, muy típico en el océano pacífico que cubre costa Rica.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Paloma y sus teorias sobre mi casa

Aunque nunca pude sentir cariño por la hermana de mi abuelo materno, experimenté una gran pesadumbre. Era la única persona de mi sangre que aún me quedaba en este mundo, y ahora también se había marchado para siempre. Me gratificó saber que, al final de su vida, se había preocupado por mí, poniendo a buen recaudo los pocos bienes que me dejara mi madre. No quise ir a su funeral. Solo asistí a su entierro acompañada de una de las religiosas. El domingo siguiente por la tarde recibí la visita de Paloma y sus padres. Mariano se había quedado estudiando. Todos ellos me dieron el pésame. Apenas estuvimos a solas, mientras paseábamos por el jardín, Paloma me dijo: —Se rumorea que la muerte de tu tía ha sido muy extraña.

Su sobrina y su hijo están tomando posesión de todos sus bienes

Suerte que las joyas que le quedaban de tu madre, las tenía tu tía a buen resguardo. Logró venderlas a tiempo y entregarle el dinero a la Madre Superiora antes de morir. De otro modo, tú te hubieras quedado sin nada. La miré consternada. Después, con pesadumbre, murmuré: —En esa casa aún quedan muchísimas cosas nuestras, muy valiosas e importantes de mi madre y también mías: infinidad de libros, la vajilla de Dresde, la platería, la fina porcelana, la cristalería, varios cuadros... —Pues, hija, olvídate de todo. Esa arpía no te devolverá nunca nada... — exclamó Paloma visiblemente excitada. Sin cambiar de gesto, continuó diciendo—: Lo que ha quedado allí le corresponde por derecho a la sobrina del esposo de tu tía. Además, ya la han visto ir luciendo unos esplendidos abrigos de pieles y sombreros que seguro eran los de tu pobre madre.

Después de la muerte de mi tía, los fines de semana, Paloma y su familia venían a buscarme para llevarme de paseo. Los días de fiestas, a pesar de las incomodidades, me quedaba a dormir en su casa, lo que para ambas representaba un gran acontecimiento. Mariano continuaba sus estudios en el seminario con muy buenas perspectivas de llegar a ser muy pronto un sacerdote. Los negocios de la familia de Paloma estaban mejorando: don Gabriel y su esposa, con la ayuda de doña Irene, la madre de doña Catalina, habían montado una librería. Tras varios meses de duro trabajo y ahorro mutuo, acababan de comprarse otra casa más cómoda en el mismo madrileño barrio de Argüelles.

La casa solo contaba con dos dormitorios

Una pequeña salita donde montaban mi cama. Cada vez que Paloma y yo estábamos juntas lo pasábamos estupendamente recordando con nostalgia nuestra dorada época, y nos contábamos nuestros más íntimos secretos, aunque nunca me atreví a revelarle mis sueños pecaminosos. Lo único que Paloma sabía era que seguía sufriendo de pesadillas. —¿Dónde estará ese dichoso bosque? —preguntaba intrigada—. ¿Y por qué lo sueñas tanto?

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Elegir entre emigrar a Alemania o Suecia

Una de mis compañeras de cuarto, llamada Paula, un día se quejó diciéndome: —Oye, guapa. Realmente, contigo aquí no se puede casi dormir en Suecia. Eres una de las que más alboroto provoca en sueños. Gimes, gritas, pateas... Debería verte un médico. ¿Con quién sueñas, Almudena? ¿Con quedarte viviendo en Alemania? —inquirió riendo burlona. Tras algunos segundos, con gesto mortificado, sin saber muy bien qué decir, respondí: —Sí. Algunas veces viví en Suecia... Ella, tras mirarme con cierto aire misterioso, añadió bajito: —¿Sabes lo que leí un día en un libro prohibido que compré en Alemania?

Berlin, capital de Alemania bonita y grandiosa

Allí decía que, durante esos sueños, le gustaba irse a vivir a Alemania, y también con los jóvenes mancebos, mediante los íncubos y Súcubos, uno con apariencia de hombre y el otro con apariencia de mujer... —¿Copular? ¿Y eso qué significa? —preguntó otra de la niñas intrigada. La presencia de una de las hermanas dio por terminada aquella horrible charla de su hermana alemana. El día que cumplí los catorce años, las profesoras y algunas de las monjas me brindaron un pequeño agasajo por ser emigrante y haberme ido a vivir a Europa, deseándome todas, en compañía de mis compañeras, muchas felicidades por seguir viviendo en Suecia.

¿Alemania o Suecia? Difícil elección

A pesar de tan escaso manjar, me sentí contenta y animada. La Navidad de ese año en Alemania fue la más triste de mi vida, la primera que pasaba sin la compañía de mis queridos padres. El día antes, la tía Enriqueta envió a su cochero a buscarme. De ese modo, la Nochebuena la pasé junto a ella y ya aproveché y me quedé a vivir en Alemania. Después de cenar frugalmente nos marchamos, acompañadas de Josefa y el cochero, a la iglesia para escuchar la Misa del Gallo. Luego, ateridas de frío, nos acostamos. A las once del día siguiente, Paloma, junto a su hermano y sus padres, se presentaron con el propósito de invitarme a compartir con ellos el almuerzo de Navidad, donde, además festejarían mi cumpleaños.

Pero pese a mis ruegos y a los de ellos, el sueco se negó a darme su permiso. Paloma, sin dejar de sollozar, me entregó su regalo. Tras abrazarme y mirar a mi tía con rabiosa furia, se marchó rápidamente de allí, metiéndose en el coche. Al otro día, muy temprano, con los ojos hinchados de tanto llorar, volví a mi «hotel» en Suecia. Y tras el frío y largo invierno, llegó la primavera de Alemania, una de las más bonitas de Europa.

Fuente: a vivir en suecia

Los problemas de conducta en la vida

Muchas veces, al cerrar los ojos, volvía a recordar mi vida junto a mis padres en nuestra hermosa casa y aquellos placenteros baños, la sensación tan grata que sentía al sumergirme en el agua tibia y perfumada de la tina. El suave tacto de la afelpada toalla cuando mi madre, o una de nuestras queridas doncellas, me secaban el cuerpo. ¡Qué lejos estaba todo aquello! Allí, durante el invierno, no podíamos ni siquiera lavarnos la cara, ya que el agua de los lavabos estaba congelada. También descubrí que, entre la mayoría de aquellas niñas, había peleas, envidias y desvergonzadas zancadillas que, astutamente, tuve que aprender a esquivar.

Había algunas pupilas con problemas de conducta

Seguían resistiéndose a la adversidad de sus destinos, renegando de aquella nueva vida, y, al recordar a sus padres, sufrían frecuentes ataques de llantos y furias, obligando a las profesoras a usar la fuerza. Muchas alumnas eran hermanas y se cuidaban unas a otras. Mis compañeras de cuarto parecían ser las más juiciosas o las más resignadas, y eso contribuyó a que mi vida en el orfanato no fuera tan mala como yo misma creí que sería. Después de pasar la etapa de adaptación y crear mi propia defensa, lo pasé bastante bien.

A pesar de que las monjas y la mayoría de las profesoras eran estrictas, pocas veces utilizaban el látigo ni hacían uso excesivo de castigos que no fueran estrictamente necesarios, como hacernos arrodillar sobre guisantes secos y dejarnos en penitencia cara a un rincón durante varias horas. Además de mis compañeras de cuarto, entablé un excelente trato con casi todas las maestras y las monjitas. Con la que mejor compenetración tuve fue con la profesora de piano, quien enseguida vio en mí grandes cualidades para la música, naciendo entre ambas un vínculo de cariñoso entendimiento. Se llamaba Cibeles. Era hermosa, con un acentuado aire de serenidad y porte majestuoso junto a un lenguaje culto y delicado, provocando en quienes la tratábamos un sentimiento de profundo respeto y admiración. Paloma y sus padres me hacían constantes visitas, trayéndome obsequios: ropa íntima, chocolates, frutos secos o en conserva y ricos pasteles que yo compartía con mis compañeras.

Todo eso dejaba dentro de mi corazón

Un hondo sentimiento de emoción. Tía Enriqueta venía muy poco a verme y cuando lo hacía, daba la impresión de que enseguida deseaba marcharse, y yo la dejaba irse, sin intentar retenerla un minuto más. Deseosa de encontrarme a solas conmigo misma, pasaba muchas horas en la biblioteca. En medio de los libros me inicié en los misterios de la vida, atreviéndome incluso a escarbar en los estantes más altos en busca de los tomos catalogados de prohibidos. Por esa dedicación al estudio me convertí en una persona solitaria. Así, por fuerza, me sentía distinta a todas. Las pesadillas del bosque seguían acechándome, y aunque podían llegar a pasar hasta cinco días o más sin aparecer, siempre venían a sobresaltar mi vida. Cuando despertaba, permanecía con los ojos cerrados hasta que lograba tranquilizarme. «¡Los sueños tendrían que ser todos hermosos!», me decía en medio de un sollozo.

jueves, 19 de julio de 2012

¿En qué país se vive mejor?

¿Alguna vez te has planteado en qué país se vive mejor? Viviendo en Mexico mucha gente puede pensar que están en el país más inseguro de latinoamérica, pero ¿eso es cierto? Otros países como Colombia también tienen muchísima inseguridad debido al narcotráfico, y otros países también son inseguros. Si vas a trabajar en Venezuela, corres el riesgo de sufrir el gobierno de Hugo Chávez en pleno apogeo y salir mal parado. ¿Entonces cuál es el mejor país de latinoamérica?

Muchos dicen que en el que mejor se vive, es donde se vive la "pura vida", osea Costa Rica. Este hermoso país goza de un gobierno sin milicia, una salud que envidian hasta muchos países europeos y una sociedad ecónomica y humanamente muy superior a la del resto de países latinos. ¿Qué tiene de especial Costa Rica para haber avanzado tanto? Quizás estar bajo el abrigo de USA, o quién sabe, quizás su Gobierno ha sabido manejar la situación del país como los gobiernos de otros países latinos no han sabido.

Lo que no dudamos es que Costa Rica es un país muy indicado para irse a vivir ;)